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Henryk Gorecky: Rastros de la guerra

Writer's picture: Fernando VegaFernando Vega

Sinfonía #3 opus 36

Segundo movimiento – Lento e largo, tranquilissimo 


Palacio en Zakopane, lugar de las inscripciones de Helena Wanda Błażusiakówna - 1944



25 de septiembre de 1944: 


Helena Wanda Błażusiakówna de 18 años es conducida por la Gestapo a un viejo edificio en Zakopane (sur de Polonia) ahora convertido en prisión y donde es recluida junto a otras 15 personas. A la espera de su destino, una profunda angustia y un aterrador sentimiento de muerte fueron apoderándose de los cautivos. Nadie sabía a ciencia cierta que esperar de los guardias NAZI y en un arrebato de angustia muchos de ellos garabatearon en la pared y como pudieron sus últimas plegarias, sus últimos anhelos. Helena fue conducida al muro para ser fusilada, pero algo sucedió y los guardias alemanes decidieron enviarla a ella y alos demás a campos de concentración. Un grupo de rebeldes atacó el trasnporte y liberó a los prisioneros, ella tuvo que correr toda la noche para salvarse. Al final fue salvada por un médico que la llevó a un hospital mas allá del alcance de los Nazis. Fue de las pocas sobrevivientes al intenso bombardeo que esa noche cayó sobre el hospital. Una vez liberados de los nacionalsocialistas, Helena tuvo que reposar para reponerse de la experiencia. Después de la guerra se casó y tuvo cinco hijos. Muere el 25 de junio de 1999.

 

Helena escribió en la celda número tres: 


Oh, Madre, no llores, no O Mamo, nie płacz, nie. 

La más pura reina del cielo Niebios Przeczysta Królowo,   

Me protege siempre Ty zawsze wspieraj mnie 

Santa María Zdrowaś Mario 

 

A fines de 1973 el compositor polaco Henryk Gorecki escuchó acerca de la historia del edificio de Zakopane y al leer algunas de las inscripciones dejadas allí por los prisioneros, supo casi de inmediato que la de Helena Błażusiakówna tenía algo distinto: 

«Debo admitir que siempre me he sentido irritado por las grandes palabras, por los llamados a la venganza. Quizás al enfrentar la muerte podría yo también gritar de esa manera. Pero la oración que encontré era diferente, casi como una disculpa o explicación por haberse puesto en semejante situación, ella está buscando consuelo y fortaleza en palabras simples y cortas, pero de honda significación.» 

«En la prisión todas las paredes estaban cubiertas con inscripciones que gritaban: “soy inocente”, “asesinos”, “verdugos”, “libérenme”, “tienen que salvarme”; eran todos tan ruidosos tan banales. 

Los adultos escribían aquello, mientras que aquí tenemos a una chica de dieciocho años, casi una niña. Y ella es tan diferente. Ella no desespera, ella no llora, no clama por venganza. Ella no piensa en sí misma, si lo que le sucede lo merece o no. En lugar de ello, piensa solo en su madre: porque es su madre la que debe estar sintiendo verdadera desesperación.» 

Lo anterior llevó al compositor a crear una pieza sinfónica cuya pieza central utiliza el texto de Helena. El resultado es una pieza poética sugerente y sobria, sin sentimentalismos, sostenida por largas frases de íntimo duelo y pasión; el compositor logra crear una atmosfera de empatía que es casi una pequeña elegía a la santidad de la inocencia; esta música simple y clara logra generar un ambiente glorioso y sombrío a un mismo tiempo: un todo de la vida. 


(minuto 24 - 32)

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